Las empresas mexicanas después del COVID-19

Aunque la crisis por la epidemia no ha terminado ya podemos asumir que el mundo no será igual cuando termine

La crisis económica ocasionada por el COVID-19 ha puesto a prueba la capacidad de adaptación de las empresas.

Marcas que antes no vendían por internet empezaron a hacerlo. En pocos días lanzaron sus tiendas en línea. La experiencia de compra en la tienda física pasó a segundo lugar.

Las empresas de transporte como Uber y Cabify modificaron su oferta para facilitar el envío de paquetes en la ciudad.

Incluso compañías que se dedican a la renta de espacios para eventos sociales se transformaron para ofrecer sus ubicaciones como bodegas temporales. Un ejemplo de ello es Durango 275, que así lo anuncia en su página web.

Website D275

Algunos restaurantes innovaron empezando a vender por Internet, sin las plataformas de Uber Eats y Didi Food.

Un ejemplo es el restaurante Henry Sailor que ante las bajas ventas empezó a vender tarjetas de regalo con Shopify.

Historias así pueden recogerse en todo el mundo, no sólo en México. Comercios que no aceptaban tarjetas empezaron a hacerlo para reducir el manejo de efectivo.

Quienes no tenían entrega a domicilio contrataron repartidores. Los que desconfiaban de comprar por internet empezaron a hacerlo cuando llegó la crisis.

Otro claro ejemplo de esta transformación son las escuelas privadas: unas más tarde que otras iniciaron las clases en linea con soluciones como Zoom o Microsoft Teams. Antes de la crisis eso era impensable.

También las organizaciones modificaron sus esquemas de colaboración: trabajos que antes no “podían” hacerse a distancia ahora se desarrollan desde casa.

El trabajo dejó de ser la definición de un horario de entrada-salida en un edificio por algo más objetivo: una definición de entregables y sus tiempos.

Pero también hay cambios negativos: empresas que han reducido sueldos o han despedido personal. Esto se entiende por las bajas ventas, pero se cuestiona fuertemente cuando la razón de fondo es la falta de escrúpulos de los dueños.

Inmobiliarias o arrendadores que no perdonan la renta a sus inquilinos que se han quedado sin empleo o a emprendedores que ni siquiera pueden cubrir sus costos por las bajas ventas.

Sin duda el COVID-19 ha sacado lo mejor y lo peor de nosotros como personas en distintos aspectos de la vida cotidiana.

¿Qué nos espera?

Muchos expertos afirman que esto va a tardar en la medida que los países tomen o no las acciones necesarias para contener los contagios.

Recién se dió a conocer un rebrote de contagios en Corea del Sur, uno de los países que mejor ha manejado la crisis, según expertos. ¿Qué le espera a los países que no lo han hecho así?

Al menos en México el panorama se antoja desalentador: apenas el 8 de mayo el periódico español El País dió a conocer un cálculo escalofriante: podría haber hasta 730 mil infectados.

Además el personal de salud no cuenta con equipo necesario de protección y desafortunadamente muchas personas siguen si creer en el riesgo del coronavirus.

Personalmente creo que el sistema de salud está colapsado: incluso algunos hospitales privados de la capital ya no aceptan pacientes con síntomas de COVID-19 por la falta de camas.

Sin duda, aunque las autoridades digan lo contrario, tardaremos mucho tiempo en salir de la crisis por la cuarentena.

Las empresas frente al COVID-19

Las empresas tendrán que renovarse y encontrar formas de mantenerse presentes y de sobrevivir a la crisis por varios meses.

Quienes se toman en serio la epidemia tardarán en retomar sus hábitos normales para salir de casa, y por suerte no son pocos.

También las empresas y las personas tendrán que estar mejor preparados para una nueva crisis, por lo menos tener un “guardadito” como fondo de emergencia.

Surgirán nuevos empleos y otros van a reducir sus plazas, como los empacadores del supermercado, conductores de auto de plataformas o meseros.

Después de esta crisis veremos un mundo más conectado digitalmente: habrá más usuarios dispuestos a comprar por internet, solicitar créditos en línea y las empresas cubrirán posiciones con empleados haciendo home office desde el día uno.

Ya algunas de las grandes compañías han anunciado que su fuerza de trabajo hará home office hasta finales de 2020, incluso cuando las restricciones hayan disminuido.

Aunque es poco probable que empresas mexicanas continuen con el trabajo en casa lo que resta del 2020 estoy seguro que veremos iniciativas interesantes para mantener el distanciamiento social.

Los negocios de renta de oficinas como los co-working dejarán de ser tan atractivos.

También se incrementará el desarrollo de tecnología, las empresas de desarrollo de software sin duda tendrán más trabajo: ahora será más relevante automatizar procesos y depender menos de la intervención humana.

No me extrañaría que las cadenas de cine empezaran a desarrollar sus plataformas de streaming como ya lo hace Cinépolis con Cineklic.

La industria turística deberá reinventarse para resisitir la crisis. Ellos tienen poco margen de maniobra. Seguramente las experiencias “todo incluído” o los tiempos compartidos que tenían precios altísimos ahora se reducirán drásticamente.

Quienes tenían ingresos gracias a AirBnB tendrán que buscar otra forma de obtenerlos por que después de esto pasará mucho tiempo para que el volumen de transacciones de la empresa se normalicen.

El mundo como lo conocíamos en 2019 terminó. Junto con el COVID-19 llegó una nueva era para la humanidad, algunos comparan la crisis como la de 1929 que marcó un antes y un después en la historia.

Así pues, nos queda esperar con paciencia, quedarnos en casa el mayor tiempo posible y esforzarnos para salir bien librados. Con suerte y con mucho cuidado resistiremos hasta que exista una vacuna.

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Obed Medina 🚀 :: Marketing Data Analyst

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